No es sencillo acostumbrarse a un nuevo servicio de correo electrónico cada vez que se cambia, y mucho menos si es la primera vez que se utiliza uno. Superado el problema del registro y del inicio de sesión hay otro tanto o más grande, aprender a utilizar completamente el servicio. El primer ‘obstáculo’ que nos encontramos es la bandeja de entrada, aquel sitio al que van a parar todos (o casi todos) los correos electrónicos que nos envían.
En la bandeja de entrada de Gmail podemos encontrarnos una gran cantidad de información, por lo que no resulta extraño que los nuevos usuarios del servicio a veces se mareen. En la columna de la izquierda nos encontramos con una serie de enlaces que nos llevan a distintos sitios, los mensajes recibidos, destacados, los borradores, la papelera y a todas las carpetas que hayamos creado. Un poco más abajo de esos enlaces nos encontramos con un pequeño ‘chat’. Una lista de nuestros contactos conectados con los cuales podemos chatear.
El resto de la bandeja de entrada es, en su mayoría, mensajes. Nos encontramos con una gran lista de mensajes (si es que hemos recibido muchos). Desde hace algún tiempo el equipo del servicio se puso a organizar la bandeja de entrada de Gmail y ahora podemos encontrarnos con los mails organizados en tres “carpetas”: “Principal”, “Social” y “Promociones”. De modo que no se mezclan los correos que nos envían nuestros contactos con los que recibimos de promociones o redes sociales.
Por último nos encontramos tres símbolos al lado izquierdo de cada mensaje en nuestra bandeja de entrada. Una estrella, para marcarlo como favorito, un “tag”, para marcar que el mensaje es importante, y un recuadro con el cual podremos seleccionar el mensaje y decidir qué hacer con él (archivarlo, eliminarlo, moverlo a una carpeta, y muchas más opciones).
Aquí te ofrecemos más información sobre la bandeja de entrada de Gmail.