Re: Cuando la palabra ‘libre’ en ‘software libre’ no importa

El otro día me crucé con este interesante artículo titulado «Cuando la palabra ‘libre’ en ‘software libre’ no importa». Fue escrito por Benjamin Humphrey, uno de los fundadores de Ohso, la empresa detrás del famoso blog OMG! Ubuntu.

Estoy seguro de que sus palabras son las de muchos usuarios de Ubuntu, especialmente aquellos que tienen debilidad por Mac. Pero, además, me parece que Benjamin logró expresar muy bien algunas ideas, que me gustaría rebatir, lo que sin lugar a dudas generará un debate acalorado.


El artículo comienza haciendo una descripción de lo que significa el software libre. Como suele suceder especialmente en el mundo de habla inglesa, también describe la gran confusión que hay entre el software libre y el software gratuito. Pero claro, no me parece que ello sea lo más interesante del artículo.

Cuando la palabra «libre» en «software libre» no importa

Si hicieras una pequeña encuesta en el supermercado de tu barrio, ¿cuánta gente creés que usa software libre? ¿Y cuánta gente, software propietario?

La respuesta es obvia en la mayor parte de los casos. El software propietario es dominante. Mientras que cierta gente usa software libre, muchas veces no saben cuán libre es o no les importa. Un ejemplo ilustrativo es Firefox: puede ser descargado sin costo alguno, pero ¿sabe el usuario promedio qué tan ‘libre’ es? ¿O habrá dejado de leer en el botón «Descargar Ahora»?

También es importante preguntarnos por qué esa persona usa Firefox. Porque se trata de un software de calidad, con una buena reputación y pudo obtenerlo en forma gratuita. En la mayoría de los casos, todo lo demás es irrelevante. La definición de «software de calidad» es demasiado compleja pero, en términos generales, un buen software es:

  • De confianza
  • Fácil de usar
  • Seguro
  • Tiene una buena reputación
  • Y, hasta cierto punto, es popular (*)

(*) Las personas son ovejas. Si ves a alguien haciendo algo o usando un determinado producto, seguramente vas a hacer lo mismo. Esta es la razón por la que las compañías utilizan a las celebridades para dar publicidad a sus productos y es la razón por la que las propagandas de Facebook pueden basarse en las recomendaciones de tus amigos.

Dadas las siguientes opciones, ¿cuál creés que sería más probable?

Una persona paga por un software de calidad o lo descarga ilegalmente de internet.

o

Una perosona usa software libre que es de inferior calidad que el software propietario.

Apuesto a que casi todos van a ir por la opción 1 si el precio es el correcto. Recuerden, la gente está dispuesta a pagar por productos de calidad, y a veces ni siquiera tiene que pagar. Al final, los usuarios no piensan demasiado sobre qué tan «libre» es el software. El mejor de los escenarios para el usuario promedio es aquel en el que puede acceder a un software que es, a su vez, libre y de calidad.

Desde el punto de vista de los desarrolladores, los usuarios regulares no están tan interesados en el código, como nosotros. A ellos les interesa lo que pueden hacer con ese código y cuánto deberán pagar para acceder a él. Yo uso Skype porque creo que es mejor que XMPP para el chat de voz, y no pago nada por él.

La mayor parte de la gente entiende al término «software libre» de un modo diferente que nosotros, los evangelistas del software libre. Predicar sobre el software libre y el código abierto es una de las muchas formas de convertir a las personas al software libre, y sin lugar a dudas ha hecho que muchos se pasaran al software libre, pero al final para convencer a las mayorías todo se reduce a la calidad del software. Que sea gratuito es sólo un beneficio extra.

Observaciones y comentarios

Por empezar, digamos que comparto con Benjamin la idea de que es necesario mejorar la calidad del software libre. Hacerlo más simple, intuitivo, elegante, poderoso (con más funcionalidades), innovativo, seguro, compatible, configurable, etc. Nadie en su sano juicio podría estar en contra de esto. Esta es tal vez la única idea que comparto con Benjamin.

¿El software libre es de menor calidad que el software propietario?

Hay una idea (completamente equivocada) que recorre como «un hilo rojo» todo el artículo y que, tal vez, haya sido incluso la razón que motivó a Benjamin a escribir tan polémico artículo: el software libre es de inferior calidad que el software propietario.

No hay absolutamente ninguna razón para sostener tal afirmación. Desde un punto de vista fáctico, los hechos demuestran que así como hay software propietario muy bueno, hay software libre de gran calidad. Tampoco es posible afirmar esto en términos teóricos: no hay nada que haga que el software libre en general sea de inferior calidad que el software propietario. Al contrario, la posibilidad de acceder al código fuente, modificarlo y distribuirlo sin constricciones legales y en forma gratuita genera un efecto de bola de nieve que hace que los distintos proyectos de software libre puedan ir mejorando continuamente.

Uno podría pensar que al no «haber dinero de por medio», no hay incentivos para mejorar ese software. La realidad ha demostrado lo contrario: existen numerosos proyectos de software libre de excelente calidad y muy populares (Firefox, por ejemplo). Por otra parte, no hay que olvidar que es posible hacer dinero del software libre (se puede vender el software, el soporte, etc.). Incluso existen grandes compañías que viven de ello: Red Hat, Canonical, etc. Por último, la falta de programadores pagos que se dediquen full-time a un proyecto de software libre se ve compensado por el hecho de que cualquier programador en este planeta puede acceder al código y complementar lo hecho por los demás. Es decir, la falta de tiempo de unos se compensa por la ayuda de los demás. Eso sin mencionar un hecho obvio: en general, somos mucho mejores al trabajar en las cosas que nos gustan y que hacemos meramente por placer que aquellas en las que nos vemos obligados a embaucarnos por el hecho de que debemos volver a casa con un pan debajo del brazo.

Además, aunque parezca una ironía cruel, muchas de las razones que generan quejas por parte de los usuarios de software libre tienen su origen en las restricciones del software propietario. ¡LibreOffice no lee bien mis documentos de Word! ¡Quiero que mi sistema pueda leer archivos MP3 «directo desde fábrica» (out of the box)! ¿Por qué Flash y Skype andan tan mal en Linux? ¿Por qué mi tarjeta de video o de wifi no funcionan como en Windows? En el fondo, estas «dificultades» tienen que ver con la generalización de estándares y formatos propietarios y la utilización de hardware propietario (con sus respectivos drivers, también propietarios). Como es evidente, creer que el software libre, por si solo, va a solucionar todos nuestros problemas, es un error. En realidad, nos enfrentamos a un monstruo mucho más grande, como bien describimos en este otro artículo.

El problema no es que LibreOffice no pueda abrir sin problemas los archivos de Word más complejos,  sino que el formato de Word sea propietario y que sus especificaciones se mantengan ocultas, lo que dificulta enormemente su implementación y soporte en otras aplicaciones que no sean las del propio Microsoft o aquellas a las que Microsoft les «vende» el producto. Es más, uno podría decir que el problema está en el propio Word, que no permite abrir archivos con formatos libres, a pesar de que la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) ha elegido el formato OpenDocument como estándar para el intercambio de texto con formato. Del mismo modo, podemos decir que el problema no está en tener que instalar «manualmente» el soporte para MP3 en algunas distros Linux (lo cual tampoco es una tarea muy complicada, ¿no?) sino que lo que realmente está mal es que los reproductores de audio portátiles no soporten los formatos libres (ogg, flac, etc.) y te obliguen a usar MP3.

Algo similar sucede con los drivers: el hecho de que Linux tenga soporte para una ENORME cantidad de hardware es uno de esos milagros de los que deberíamos estar agradecidos. Y digo que es un milagro porque, en la medida en que las empresas que fabrican hardware no liberan sus drivers y su hardware, la elaboración de drivers libres para Linux es un proceso muy engorroso y complicado; es casi como hablar con un chino sin poder contar con un diccionario chino-español-chino a mano. Ya usando diccionario la cosa se pone difícil… imaginen sin poder acceder a él. Evidentemente, lleva un tiempo hasta que uno puede entablar una conversación medianamente coherente. Inevitablemente, aquellos que utilicen los drivers cerrados van a tener un mejor rendimiento (al menos al principio) hasta tanto aquellos que desarrollen los drivers libres logren entender cómo funciona ese hardware. Es un largo proceso de prueba y error y de complejos mecanismos de ingeniería inversa. Además, no hay que olvidar que los drivers libres comienzan su desarrollo después de la aparición del hardware, mientras que los drivers cerrados son desarrollados por los fabricantes de hardware mientras se desarrollan las propias piezas de hardware. A eso se suma el hecho de que esos drivers son desarrollados por los mismos que fabricaron el hardware, que son en definitiva quienes mejor conocen su funcionamiento interno. Estas dos son desventajas difíciles de zanjar. La única «vuelta» es luchar para que sean los propios fabricantes quienes comiencen a desarrollar hardware y drivers libres… algunos ya lo están haciendo.

No obstante, hay un punto de lo que dice Benjamin que es cierto: la gente prefiere la calidad sobre la gratuidad. Son pocos los que aceptarían algo que no sirve para nada, aún cuando fuera gratuito (y esto vale en términos generales, no sólo para el software). Sin embargo, yo creo que el problema está en el hecho de que sólo pensemos en la calidad o gratuidad del software y no sobre nuestra libertad. Nuestra libertad como usuarios está intrínsecamente relacionada con el proceso de desarrollo del software. En la medida en que los usuarios empiecen a conocer un poco más cómo funcionan y cómo se desarrollan los programas que utilizan, así como también en la medida en que el desarrollo de ese software sea lo más abierto e igualitario posible, serán más libres tanto los usuarios como los desarrolladores que crean ese software.

Un software de gran calidad, también puede ser «malo»

La idea de que queremos que el software sea potente y confiable viene de la suposición de que el software está diseñado para servir a sus usuarios. Si es potente y confiable, eso significa que los sirve mejor.

Pero sólo se puede decir que el software sirve a sus usuarios si respeta su libertad. ¿Qué pasa si el software es diseñado para encadenar a sus usuarios? Entonces, la potencia únicamente significa que las cadenas son más restrictivas, y la confiabilidad significa que son más difíciles de quitar. Las funcionalidades maliciosas, como el espiar a los usuarios, restringir a los usuarios, la utilización de puertas traseras y las actualizaciones impuestas son comunes en el software privativo. Desde un punto de vista técnico pueden ser piezas de software excepcionales, pero ¿son deseables?

Para más información, leer este artículo de la Free Software Foundation.

¿La calidad es lo que hace a los usuarios usar un determinado software?

Benjamin parece creer que la calidad termina siendo el factor determinante a la hora de elegir un software. Eso sería cierto en un mundo ideal, pero no en este.

Lo cierto es que gran parte de la gente NO elige el software que usa, sea esto por imposiciones del mercado (la máquina que compraste en esa tienda de electrónica ya venía con Windows instalado, el archivo que precisás abrir sólo puede ser leído con X programa, etc.) o simplemente por ignorancia (no sabías de la existencia de otras alternativas o, peor aún, le tenés terror a tu computadora y no te animás a instalar o tocar nada, mucho menos a formatearla e instalar otro SO, etc.). Estas son prácticas, dicho sea de paso, alentadas por aquellos que producen software privativo. De allí la importancia de denunciarlos y luchar no sólo por la propagación sino también por la mejoración del software libre (no del software de «código abierto» – ver diferencia).

Tampoco habría que subestimar el poder de la moda y la propaganda. El propio Benjamin nos dice que «todos somos ovejas», pero se olvida de ello al pretender que «en el fondo todo se reduce a la calidad del software». Creo que los «casos típicos» son los productos de Apple -iPhone, iPod, iPad, Mac. Ellos deben gran parte de su popularidad a un manejo realmente envidiable de marketing, no a su calidad superlativa.

Aquellos usuarios con un poco más de conocimientos y conciencia que sí son capaces de elegir el software que usan, pueden toparse con otro problema importante: tienen que pagar cifras exhorbitantes o, nunca mejor dicho, cifras privativas para obtenerlo. Caso típico: Microsoft Office. Claro, Benjamin nos recuerda que la piratería es una opción válida y muy popular en estos casos. No obstante, lejos de «joder» a los monopolios, la piratería los beneficia. En lo que al software respecta, la piratería sólo ayuda a diseminar virus y malware, además de prácticas erróneas e ilegales, que lejos de crear un ámbito propicio para el desarrollo de software, lo perjudican.

Ello no por las razones que Bill Gates argumentara en su famosa carta (si pagás por el auto que usás, por qué no pagar también por el software) sino porque encontrándonos en la «era de Internet», en la que cada vez es más fácil transmitir información y compartirla con los demás, ya no tiene sentido este tipo de prácticas restrictivas (como el desarrollo de software propietario). Por el contrario, el desarrollo de software libre, así como todo el movimiento de cultura libre (Wikipedia incluido), sólo pudo haber sido posible gracias a Internet y a que ésta se basó en estándares libres. Lo que estas compañías necesitan comprender es que es posible hacer negocios creando software libre (Android es un muy buen ejemplo) y que la masificación de Internet hace cada vez más difícil el sostenimiento de las prácticas que acompañan al software propietario (sea por la piratería, la aparición de alternativas libres, la mayor facilidad para distribuir copias, la imposibilidad de controlar a todos los usuarios y de imponerles sanciones, etc.).

Por último, y no por ello menos importante, usar software libre no es una cuestión meramente de calidad sino de libertad. Lo que está en juego no es la posibilidad de contar con increíbles efectos de escritorio, atrayentes a los ojos, sino tu libertad. Allí reside la mayor ventaja del software libre por sobre el software propietario, más allá de sus ventajas «técnicas» (que también las tiene). ¿Que al usuario final no le importa su libertad? Bueno, nuestra lucha está en hacer que le importe. Además, te aseguro que a los usuarios de los productos Apple, que aman la «belleza» y «simplicidad» de sus productos y se «sienten bien» por «formar parte del club» de la manzanita, también les da soberanamente en las pelotas todas las restricciones y limitaciones que les son impuestas… una suerte de «mano invisible» que los sujeta a los caprichos de Apple.

Hay que ponerse del lado del usuario final

El esfuerzo que hace Benjamin es válido: quiere ponerse en el lugar de los usuarios finales y pensar por qué eligen software, a diferencia de los desarrolladores. Al hacerlo, concluye que a los usuarios finales, no les importa un comino qué tan «libre» sea un software, o sea, no les importa la forma en la que se desarrolla el software sino qué tan bueno es.

La intención es válida porque, en definitiva, hay más usuarios que desarrolladores. El problema es que, como ya vimos, casi nunca el usuario final decide realmente qué software usar y, en muchos casos, cómo o cuándo usarlo (licencias que limitan el software sólo para uso personal, por ejemplo). Sin embargo, Benjamin tiene razón cuando dice que la mayor parte de los usuarios está más preocupado por el producto en sí mismo que por cómo se produjo. En realidad, esto podemos trasladarlo a otros ámbitos: los compradores que se «matan» por tener el jean Kosiuko que está de moda no están pensando en los inmigrantes ilegales que lo fabricaron en condiciones infrahumanas. De por sí, eso es algo que, si bien puede ser la regla, hay que denunciarlo e intentar cambiarlo. Esa es una decisión ética que sobrepasa los límites del software; es una elección sobre el mundo en el que querés vivir y cómo construirlo. Evadir esa pregunta es convertirte en un cómplice o en un ignorante.

¿Qué opinás? Dejanos tu comentario y unite al debate. Si te gustó este artículo, no olvides compartirlo. Difundí la palabra para que todos Usemos Linux.


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  1.   Usemos Linux dijo

    Así es. ..un fuerte abrazo! Pablo.

  2.   AnSnarkista dijo

    Este articulo me encanta, y ademas, me he leido todos los articulos que has linkeado en el, y me han parecido igualmente interesantisimos. Antes, decia estas cosas a la gente a las que le digo que instalen cualquier distro en sus ordenadores cuando sus Win les falla (mas tarde o mas temprano, todos lo sabemos), y SIEMPRE antes de instalar me hacen las tipicas preguntas: ¿Voy a poder abrir un .doc?¿Me va a funcionar la grafica y poderme conectar a internet?….Ahora tengo un fundamento, una opinion mas, que comparto al 100%, y que uso cuando alguien me dice que Linux y el soft libre y todo este mundo, es una mierda…Ya les puedo decir porqué «es una mierda»…no tenemos la culpa de que nos pongan trabas, y no vamos a exigir a un desarrollador que haga el trabajo de un driver (faltaria mas!) porque no nos funcione bien su driver, en el que probablemente haya trabajado sin recibir nada a cambio.

    Salud!

  3.   Pedretapi dijo

    Estoy de acuerdo en la totalidad con el artículo, pero hay otros puntos de vista que como usuario (no como programador) puedo aportar.

    Soy usuario de Linux desde hace años y he pasado por casi todas las Distros más populares, desde Ubuntu hasta Fedora pasando por Mint, Debian, etc. Hoy soy usuario de Korora 20 con escritorio KDE. (Además tengo un MAC, pero por favor, no me crucifiquen)

    Una de las cosas que más me molestan y que veo como le molestan a otros amigos a los que he aconsejado pasarse a Linux es la pelea política y cuasi religiosa que existe en este ambiente «libre»

    Que si KDE es mejor, que si Wayland o MiR, que si .DEB o .RPM, etc, etc, etc. Para todo hay que tomar cientos de desiciones y documentarse, y eso para el usuario de a pie es un verdadero KaOS. A eso súmenle la pelea entre los líderes del movimiento (sres Stallman, Shuttleworth y cía.) Puede que haya, pero no se demuestra acuerdo y cohesión a la audiencia.

    El otro día, leía un artículo en que se demostraba que OSX maverick introducía novedades que en Linux estaban desde hace mucho tiempo, pero la verdad es para tener todas esas mismas características, hay que tener por lo menos 4 o 5 distros diferentes y mínimo 2 entornos de escritorio, lo que finalmente termina por confundir.

    El mayor problema al que me enfrento a la hora de promocionar Linux, llevo por lo menos 4 amigos que se han cambiado, es el de hacer fácil el enredo que existe para quién no sea una persona medianamente interesada en temas informáticos.

    Eso de que cada programador pueda ayudar en un proyecto es, en el papel, una gran noticia. Pero se les olvida que los programadores tienen su EGO un poco más alto de lo que debería ser. Ante cada línea de programación que no les gusta, forkean el proyecto y crean un clon con diferencias mínimas que finalmente sólo terminan por confundir. El problema no es la libertad ni la variedad, el problema es el ego u orgullo que termina por levantar mucho polvo y que impide ver lo bueno del software libre. Si sólo se dedicaran a mejorar una o dos distros, con uno o dos entornos y que además sean 100 % compatibles entre ellos, sería mucho más fácil hacer publicidad gratis a Linux.

    Y no quiero ni hablar de los repositorios de software, ya que aunque geniales, para el usuario nuevo son un verdadero quebradero de cabeza.

    La gente no quiere y muchas veces no puede gastar mucho tiempo en aprender a usar una herramienta, quieren simplemente usarla, y eso, amigos, hoy sigue sin cumplirse en Linux.

    En otras palabras, y según mi experiencia personal, falta simplicidad, falta hermandad y falta publicidad para que el software libre triunfe en el escritorio.

    No es que no haya simplicidad y hermandad, pero debe haber más, y debe darse a conocer.

    Saludos a todos y sigan adelante, que con trabajo y ánimo podemos todos ser mejores.

    1.    usemoslinux dijo

      Gracias x compartir tu opinión con nostros!
      un abrazo! Pablo.